Jordi Évole se desplaza a la valla de Melilla para ver de primera mano lo que ocurre. Así, llega hasta el monte Gurugú para hablar con todos los inmigrantes que esperan poder saltar la valla para pisar tierra española: "Cuando ves la valla con las cuchillas que hieren y sabes que es el hombre quien la construye, no es normal. Ellos saben que los que saltan no son animales".